EL ALETEO PERFECTO


 

Por Raúl Esperante

¿Pudo el sofisticado vuelo de los insectos haber surgido por procesos graduales de evolución por mutación y selección natural?

¿Cuál es la utilidad de una fracción de un aleteo? ¿Podría cualquier insecto o pájaro llegar a funcionar con un ala que es una fracción de su tamaño normal?¿Podría una versión reducida del ala servir a su propósito de trabajo? Estas preguntas son un desafío para los que aceptan las ideas darwinianas de gradualismo y adaptación.

Según la teoría de la evolución darwiniana, los rasgos biológicos surgen por pequeñas variaciones genéticas que modifican de manera constante las estructuras del cuerpo que están sujetas a la selección natural. Los nuevos rasgos son seleccionados o eliminados en la lucha por la supervivencia y la adaptación al medio ambiente. En este contexto, un ala que esté diseñada para volar pero aún no esté completamente formada o funcional no sería útil y la selección natural la eliminaría.Un pájaro o un insecto no puede volar con una quinta parte de un ala, o con la quinta parte de un aleteo. Sin embargo, los evolucionistas quieren que creamos que esas estructuras evolucionaron a través de múltiples etapas intermedias hasta alcanzar el tamaño completo en un largo lapso de tiempo evolutivo. Este supuesto plantea dos preguntas: ¿Hay algún caso de formas intermedias en el registro fósil de las aves y los insectos? ¿Cuál sería la utilidad de un ala incompleta?Según el modelo darwiniano las mutaciones beneficiosas capaces de producir alas completas se acumularon durante millones de años a través de etapas graduales, evitando las fuerzas de la selección natural que tienden a eliminar los rasgos inútiles, y dando lugar a las estructuras de alas completamente formadas que ahora vemos en las aves y los insectos. Si ese fuera el caso, podríamos esperar ver variasformas intermedias en el registro fósil. Sin embargo, no es eso lo que nos muestra el registro fósil.

Alas en el Registro Fósil

Los pájaros aparecen en el registro fósil con alas completamente formadas para el vuelo. Los presuntos intermedios-Dromeosaurios y Archaeropteryx- presentan una mezcla de rasgos de reptil y ave, y de hecho no son buenos candidatos para ser formas intermedias, ya que muestran lo que los paleontólogos llaman morfologías en mosaico, en el que el presunto linaje no muestra una secuencia de cambios graduales, sino discontinuidades, retrocesos y rasgos fuera de secuencia.

Las alas de los insectos son un rasgo sofisticado que también aparece repentinamente en el registro fósil sin ningún ancestro con rasgos intermedios o transicionales. Dentro de la escala de tiempo evolutiva, los insectos con alas aptas para el vuelo aparecen en el registro fósil en el Carbonífero Superior, hace unos 320 millones de años. Los fósiles de insectos sin alas aparecen en el Silúrico, supuestamente unos 80 millones de años antes. No se han encontrado fósiles que muestren las etapas intermedias en la evolución de las formas sin alas de los insectos con alas. Esto plantea la cuestión de cómo es posible que 80 millones de años de supuesta evolución no hayan dejado ningún registro de las formas de transición. Quizá es que o no ocurrió evolución, o no pasó tanto tiempo, o ambos.

 

Buscando un modelo

Los evolucionistas han propuesto varias hipótesis para el origen de las alas en los insectos. En 1985, Kingsolver y Koehl evaluaron dos hipótesis que incluían factores de adaptación que podrían haber favorecido la transición de insectos no voladores a formas con alas capaces de volar. Estos factores de adaptación incluían la aerodinámica (planeamiento y paracaidismo) y la termodinámica. Kingsolver y Koehl indicaron que las alas inicialmente podrían haber funcionado como perfiles alares que permitirían a los insectos saltar de la tierra o los árboles y evitar los depredadores. Alternativamente, las proto-alas se podrían haber desarrollado como paracaídas para desacelerar la velocidad de descenso de un insecto que cae, o como estructuras termorreguladores para aumentar la temperatura corporal mediante la absorción de la radiación, lo que permitiría una actividad más vigorosa. Después de modelar para diferentes formas y tamaños de insectos, y experimentar con modelos artificiales en un circuito abierto y en túneles de viento, llegaron a la conclusión de que ninguno de esos factores podría postularse como motor de la evolución de las alas de los insectos. Existen múltiples incertidumbres que podrían haber afectado a las necesidades de los insectos, incluyendo las condiciones ecológicas en el pasado, las condiciones climáticas desconocidas en el Devónico (¿fue el clima frío lo que impulsó el desarrollo de la termorregulación?), etc.

Kingsolver y Koehl sugirieron que las alas de insectos evolucionaron a partir de pequeñas estructuras rudimentarias que estaban pre-adaptados (previamente programadas) con respecto al vuelo. En otras palabras, la evolución habría sido direccional y tenido un propósito a largo plazo, desarrollando algunas estructuras primarias que más tarde servirían como órganos de vuelo, los cuales, mientras tanto, habrían servido otros fines. Esta idea es de alguna manera contradictoria con la suposición de que las mutaciones y la selección natural son fuerzas no guiadas, ciegas y sin propósito de la naturaleza. Por otra parte, se trata de una pobre explicación la cual no resuelve el problema de la falta de evidencia para la evolución de las alas de los insectos. La falta de pruebas de una idea no se soluciona con otra idea para la que tampoco hay evidencia o apoyo.

 

¿Evolucionaron las alas como estructuras ‘pre-adaptadas’?

La idea de la adaptación previa o pre-programación también está integrada en otras hipótesis para el origen de las alas de los insectos. Por ejemplo, la “teoría de la aleta’, idea sugerida por Bradley y revisada por Kukalova-Peck de que los pterygotos, un grupo de antiguos artrópodos principalmente terrestres se convirtieron en nadadores y con el tiempo cada vez más adaptados para las excursiones en el agua. De acuerdo con esta teoría, estos primitivos artrópodos acuáticos poseían pequeños lóbulos laterales torácicos o proto-alas que más tarde evolucionaron en alas. Bradley sugirió que “las pequeñas pro-alas habrían tenido poco o ningún efecto en el aire, pero podrían haber sido muy útiles como aletas u órganos de propulsión en el agua. En el proceso de utilización de pro-alas como aletas, la articulación y la musculatura del vuelo comenzaron a desarrollarse”. También sugirió que los pterygotos probablemente eran capaces de salir del agua para el apareamiento y la dispersión.

 

¿Qué muestran los insectos ‘primitivos’?

Para esta teoría, Bradley presentó cierta evidencia fósil: todas las ninfas primitivas  del Paleozoico presentaban aletas articuladas y móviles a largo de su desarrollo ontogenético. A pesar de que no presenta ninguna evidencia de ello, Bradley afirma que estas aletas se utilizaban con una función propulsora. Según Kukalova-Peck, es “evidente que el uso de las alas en algunas ninfas del Paleozoico en condiciones aéreas ya estaba disminuyendo. Por lo tanto, las alas en todas las cucarachas juveniles terrestres quedaron completamente atrofiadas. Algunas alas de ninfa en los palaeodictyopteros, a juzgar por su forma general y su posición, se encontraban en el proceso de perder rápidamente su capacidad de funcionar. Al mismo tiempo, las ninfas de efeméridas acuáticas utilizaban sus alas para producir el movimiento hacia adelante bajo el agua.” Lo que  el autor está diciendo es que en el Paleozoico hubo ninfas terrestres con alas que estaban perdiendo poco a poco su funcionalidad. Como resultado de esta evolución,

mismo tiempo algunos artrópodos acuáticos comenzaron a utilizar los lóbulos del cuerpo para el movimiento bajo el agua, los cuales más tarde se desarrollarían en alas. Todo este escenario es ficticio y contradictorio: primero, habría habido alas en insectos terrestres, luego reducción o pérdida de ellas; al mismo tiempo desarrollo de alas (para propulsar) en los artrópodos acuáticos y, por ultimo, una transición gradual desde el agua a la tierra y de nuevo el desarrollo de alas en ciertos insectos terrestres. Uno se pregunta a qué habría estado jugando la evolución. Además, ¿hay alguna prueba para cada uno de los supuestos pasos? La respuesta es negativa. Lo único disponible son fósiles de insectos tanto alados como sin alas y fósiles de otros artrópodos. Pero los fósiles de por sí no muestran evolución. Ellos sólo muestran lo que existía: artrópodos con alas y sin alas, tanto en ambientes acuáticos y terrestres, tal como en el tiempo presente.

 

La Evolución quiere explicarlo todo

La idea de que el vuelo se desarrolló en los insectos terrestres a partir de antepasados acuáticos carece de evidencia fósil que no sean ejemplos aislados de especímenes con alas y sin alas.  Añadiendo más al defectuoso razonamiento, y siguiendo la estrategia evolucionista de costumbre, Kukalova-Peck añade que “la hipótesis de Bradley [la” teoría de la aleta’], incluso si explicara erróneamente el origen del ala misma, parece ajustarse de alguna manera a la evidencia fósil en el origen del vuelo.” Es decir, hemos visto que el registro fósil no muestra la evolución, sólo muestra lo que existía allí. Pero Kulakova-Peck cree que el registro fósil podría apoyar una idea que, no obstante, podría estar equivocada por otras razones. Las preguntas son, ¿cuál es entonces el valor del registro fósil? ¿No se supone que debería mostrar evidencia a favor o en contra de las ideas? ¿Cómo puede ser una idea válida aunque se sepa que puede ser falsa por otras razones? Esto es típico del razonamiento materialista (darwinista): las suposiciones, hipótesis o modelos nunca son cuestionados, porque saben que la evolución es verdad de todos modos, incluso si los datos señalan lo contrario.Por otra parte, el modelo de Kulakova-Peck se enfrenta a un problema muy importante: los pterygotos, supuestos antepasados de los insectos alados, aparecen por primera vez en el registro fósil en capas de roca por encima de las capas con los insectos alados. Esto indica que están fuera de lo que debería ser la secuencia evolutiva.El presunto antepasado aparece después de las formas diversificadas supuestamente descendientes, un escenario similar al registro fósil de las aves.Así que para evitar tener que explicar el origen de las alas dos veces, primero en los insectos terrestres, y más tarde en los artrópodos acuáticos, los evolucionistas dicen que la evolución de los pterygotos ocurrió mucho antes, surgiendo las formas aladas de los insectos mientras aún persistían las formas acuáticas sin alas. ¿Han encontrado alguna evidencia fósil para tales especulaciones? La respuesta es negativa. Ninguna evidencia se ha encontrado en el registro fósil para las supuestas formas transicionales de la tierra al agua y del agua a la tierra, solamente especulaciones derivadas de la teoría evolutiva.

Se han propuesto otras especulaciones sobre el origen de las alas de los insectos, incluyendo el desarrollo primitivo de las alas como estructuras torácicas de cortejo en los insectos machos, o el desarrollo de ambos segmentos torácicos y abdominales en ninfas acuáticas como estructuras utilizadas en la ventilación y/o intercambio de gases. Una vez más, no hay evidencia para estas ideas. Derivan de la necesidad de explicar el origen de los insectos alados dentro de un paradigma en el que se asume la evolución de un ancestro común.

 

La evolución de las alas no vuela

El registro fósil de los insectos muestra repentina aparición de formas no voladoras e insectos capaces de volar, sin ninguna forma de transición. El registro fósil muestra especies que presentan alta complejidad, tanto anatómica como fisiológicamente, y totalmente adaptadas a la tierra o al agua, pero no hay formas intermedias, ya sea en la morfología o la ecología. Y en el caso de que hubiera formas intermedias, ¿cómo podríamos saber que eran formas evolutivas intermedias y no sólo diferentes formas ecológicas sin conexiones entre ellas?

Kinsolver y Koehl reconocieron el problema que el registro fósil presenta para los modelos de evolución de las alas de los insectos, y se hicieron la pregunta, “¿Cuáles son las características del grupo madre de los pterygotos [los supuestos antepasados de los insectos alados] antes del pleno desarrollo de las alas y el vuelo?” En otras palabras, ¿cómo eran los antepasados de los insectos alados? Ellos respondieron que los paleontólogos piensan que algunas especies de aves como el Archaeopteryx podrían ofrecer algo de esperanza en la comprensión de la historia de la evolución, pero “la ausencia completa de tales insectos fósiles de transición entre el Devónico Inferior y el Carbonífero Superior plantea considerables problemas para los estudios análogos de la evolución de las alas de los insecto y del vuelo.” Aquí yo sugiero que tanto el presupuesto evolucionista de formas de transición como el tiempo involucrado son erróneos.

 


Raúl Esperante (PhD, Loma Linda University), es investigador científico en el Geoscience Research Institute, en Loma Linda, California, EE.UU.

 

Fuente del artículo: http://grisda.org/espanol/ciencia-de-los-origenes/ciencia-2010-2014-new/ciencia-de-los-origenes-numero-86/el-aleteo-perfecto